lunes, 2 de junio de 2008

LA TRIBU
Como estaba previsto este 23 de mayo en el Ateneo de Valencia la poesía tuvo un espacio. El taller que debía dictar el poeta chileno Raúl Zurita, no se pudo dar, debido a problemas de salud del mencionado poeta. En horas de la tarde el poeta peruano Hildebrando Pérez estuvo compartiendo su experiencia de los talleres de poesía: La tribu: Un espacio sagrado y revelde. Es bueno saber los puntos de coincidencia y diferencia con los talleres de poesía a los que he podido asistir o facilitar y los de experiencia que nos trajo el poeta. Los talleres se realizan en la Universidad de San Marcos (Lima) y tiene peso academico, es decir , se trata de una materia mas con créditos y todo. En nuestro país la mayoria de los talleres de poesía no tienen credito académico y a aveces ni siquiera certificado, (a exepción de los de las seis carreras de Letras que existen en Venezuela, donde igualmente se acerditan los tallerres de creación litetaria) Un celaje romántico invade este aspecto, en nuestro país (como en otros), donde el mero honor de haber estado en un taller nos ofrece cierta gloria, nada de reconocimientos que certifiquen las horas de estudio de lo poético. Eso es algo que ya he tocado en otra entrada, es cierto que ningún taller puede dar un diploma o certificado d de poeta, pues solo el tiempo y el trabajo pueden dar tal nombre de poeta. Pero creo que también es justo reconocer las horas de lectura, estudio y reflexión sobre lo poético. Pues se ha adquirido una cierta habilidad como lector, que aventaja sobre quien no la tiene. Un punto de coincidencia esta en el material a estudiar, Pérez mencionó: El arte de la poesía, de Ezra Pound y El arco y la Lira, de Octavio Paz. A los cuales se pudieran agregar las artes poéticas de Sophia de Mello, Wallace Steven, Huidobro, entre otros.
También coincidimos en la manera de estructurar los talleres, donde una parte se dedica a la lectura de las poéticas y la teoría y otra se dedica a la revisión de los poemas de los participantes. En los talleres de la Universidad de san Marcos, cada participante lleva unos cinco o seis poemas que se fotocopian y se leen y discuten detenidamente en la siguiente sesión. Si el tallerista lo desea se hace de forma anónima, cosa que no sucede en nuestros talleres, siempre sabemos quien es el autor, sin embargo creo interesante hacerlo alguna vez de esta forma. Según explico Pérez, esta forma anónima se realiza mas que todo al inicio de los talleres cuando los jóvenes aun tienen mucha inseguridad sobre su escritura.
El hecho de que el taller se de dentro de la universidad y dentro de las horas de clase, puede ser una ventaja para los mismos estudiantes, por la cercanía y facilidad de horario. En nuestro país los talleres buscan horas fuera de clases o trabajo, como los finales de las tardes o los días sábados. Sin embargo un taller que no se realice dentro del ámbito académico tiene una ventaja, la del tiempo, pues no estaría sujeto al de un semestre o trimestre de estudio. Por ejemplo para los talleres que facilito, hago una programación para tres meses, pero según las necesidades de los talleristas puede durar menos o mas. Cada taller puede tener su propio ritmo así.
La importancia de la lectura de poetas como Rimbaud, Baudelaire, que buscaba romper con la tradición se hace imperativa y necesaria para los jóvenes, recalco el poeta y esto estamos de acuerdo.
En fin la experiencia de taller de poesía, siempre tiende a ser una tribu, de jóvenes o adultos con la necesidad de congregarse frente al misterio de lo poético.

UNA LECTURA PARTICULAR

En la ciudad de Valencia del Rey, dentro de las actividades del 5º festival Mundial de Poesía se realizó una lectura poesía poco usual en tan real ciudad.
Luego de presenciar el hermoso documental sobre el poeta homenajeado Gustavo Pereira en las afueras del Ateneo de Valencia se realizó el recital. En el participamos: Hildebrando Pérez (Perú), Annelisa Adoloratto (Italia) y por la localidad: Eustoquio Silva, Luis Alberto Ángulo y mi persona. Para dar inicio Ivis Amaya, quien es artista plástico con una extensa investigación en lenguas indígenas, además de pertenecer a la etnia Wayúu, nos deleitó con la lectura de algunos poemas en lengua pemón escritos por Gustavo Pereira. Comenzó diciéndonos: Antushi´pia tawala alijuna, saludo indigena de bienvenida de la etnia Wayúu del estado zulia que traduce literalmente has llegado hermano, Y para comprender un poco la poética indigena, Ivis Amaya nos comento que utilizo una frase cotidiana:- me pare de madrugada o tempranitoMe levante tan temprano que aún estaban frescas las huellas de las estrellas. y la contrapuse a la expresión de los ancianos wayúu: -Atamara shü taya watamar, warra´jolosu:
He aquí los textos leídos por Ivis:

Poemas de Gustavo Pereira en Pemón

Toronkán daí

toronkán daí
Chintö tesán
etek n-epuná-san
Sañé Sañé
u-n-opömasán yamó
Sörö-warö
Kapüí viyú yai to etöpó
Sörö daú

En tiempos de vientos fuertes

En tiempos de vientos fuertes
Los que estan allá
los enseñados por la piedra
Ciertamente
a la verdad
esos son llamados por mi
Ahora
se fueron con la luz de la luna
en este día

U-YAPÁ AU-TE DAÚ

U-yapá-au-te daú
e-venaí neke
a-venaínmá-da
wük va´pök
a-venaínmá-da
komawü yak pa sörö daú
a-venaínmá-da
uyapaí-au te daú
a-venaínmá-da

SI TE VAS DE MÍ

Si te vas de mí
sin motivo alguno
te seguiré
sin motivo alguno
te seguiré
bajo el retumbar del trueno
ayer y hoy
te seguiré

La plazoleta del ateneo se llenó de sillas que ocupó un atento público de casi cien personas, contando a quienes se quedaron de pie. Digo atento público, porque la melodía de fondo que hicieron las cornetas de los autobuses y autos que transitaban su cotidianidad a ratos se hacía más intenso y hacía difícil lograr oír los poemas con certeza. Sin embargo nadie se movió, cuales fieles a su culto, (poético en este caso) se quedaron hasta el final. Algunos autobuseros tocaban la corneta justo al pasar frente a nosotros, como si de alguna manera saludaban que se hiciera alguna actividad allí, espacio muy usado hace algunos años y que desde hace un año estamos retomando quienes propiciamos eventos artísticos en esta ciudad. Esta vez la poesía tomó el ateneo y con resonancia mundial, al contar con poetas de otras latitudes y a quienes agradecemos mucho su visita. Para completar la atmósfera poética, un coro de sapitos se escuchaba en el jardín que estaba justo detrás de quienes leímos poesía. Aunado a ello, contamos con la cálida voz y excelente estilo de presentación de la escritora, actriz y cantante Maria Narea.
Cuando me tocó leer, estaba nerviosa, pero ya leyendo se me fue pasando el susto. En la mitad del último poema que lei, un borrachito que pasaba cerca, comenzó a decir algunas cosas que no pude oír, pero por el tono, parecían brutales improperios y como nadie le contestó se fue pronto. Cuando termine de leer se me acercó un niño, me miró, dijo mi nombre y me dio un besito y un abrazo. Cuando finalizó toda la lectura, amigos, conocidos y desconocidos me saludaron y algunas cosas simpáticas dijeron.
Wilfredo Illas, quien es profesor de la maestría de Literatura Venezolana, me pidió dos poemas para analizarlos con sus alumnos, nunca pensé que alguien quisiera analizar mis textos, pues normalmente lo que se estudia son textos de personas consagradas y hasta fallecidas. (Seria para señalar lo que no hay que hacer en poesía, ja) Otro profesor de literatura, un poco tambaleante y con una vasito plástico en la mano me dijo: -¡Eso Niddy! ¡Te estas dando duro en la poesía!, a lo que contesté: -Si y veo que tu también te estas dando duro, mientras le señale con una sonrisa el oloroso vasito. La señora Gisela, a quien no conocía, se me acercó y me dijo que ella es cantante profesional de música recia venezolana, me propuso que le escribiera una canción para que ella la interprete. Le dije que nunca había escrito canciones, pero que si le parecía que le pusiera música y me dio una tarjeta de presentación muy bonita con una foto de ella. A Teresa la conozco desde que estudiábamos en la universidad, ha sido compañera en muchos eventos culturales, me saludó con emoción y me regaló un chocolate.
A la mayoría de las personas que les pregunte, pareció gustarle la idea de una lectura fuera de una sala. Que tienen como venteja que uno puede comer libremente, tomar algo o fumar (para los viciosos). Las lecturas en una sala o galería, se hacen íntimas y no hay interrupciones de cornetas o borrachitos que peleen, claro está. Pero creo que nos hace falta que la poesía esté más en la calle que en los salones cerrados, que se confunda con el bullicio, que se pegue en las paredes, que en el metro se escuchen versos de Pereira, Benedetti, Pessoa, Neruda y que se escuchen tanto o más que Los estraterretres, Calle 13, La Corte o La familia criminal. Nada tengo en contra del regaeton o el hip hop, al contrario me parecen vitales por integrar nuestra manera venezolana alegre de ser, con tendencia al bochinche sano. A el Residente y el Visitante, mil gracias por componer eso que nos sirve para ejercitar con ritmo la motricidad gruesa. Pero sin duda, que el estropeo que causan a la lengua y a lo literario sólo se remedia con una inmensa dosis de los buenos poemas y mejor si se puede tener en un encuentro mundial a plena calle.

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